El domingo 3 de octubre fue un punto de inflexión, un antes y después para el Mundo Boca. Y no sólo por la precipitada expulsión del zaguero Marco Rojo, los errores del arquero Agustín Rossi -con responsabilidad directa sobre los dos goles del rival-, el planteo y los cambios que decidió el entrenador, Sebastián Battaglia, o la pobre actitud, en general, que mostró el equipo, indigna para un club que conquistó su grandeza haciendo de virtudes como la garra y el coraje su marca registrada, tanto en la Argentina como en el mundo.
Fue ese domingo, en el Monumental, la última vez que Boca Juniors lució a Garbarino como sponsor en el dorso de su camiseta. Un patrocinio que duró exactamente 366 días desde su firma, el 2 de octubre de 2020. Ya en el partido siguiente -el reencuentro de Boca con el pueblo xeneize en La Bombonera, el sábado 9, triunfo 4-2 frente a Lanús-, la divisa azul y oro tenía sólo los números y nombres de sus jugadores en la espalda.
El jueves 7, último día hábil antes de ese partido, Boca le envió un oficio judicial al Banco Macro. El documento ordenaba el embargo de las cuentas a nombre de Garbarino en la entidad. Citaba un fallo del Juzgado Comercial 6, Secretaría 11. "Intimación de pago", se lee, con fecha del 31 de agosto de 2021. "De acuerdo a lo dispuesto en el artículo 531 del Código Procesal, líbrese mandamiento requiriéndose al deudor el pago del capital reclamado de $ 24.999.999,58, con más la suma de $ 12.500.000, estimada en concepto de intereses y costas, debiendo proceder el Oficial de Justicia al embargo de bienes suficientes", agrega.
Boca le había iniciado juicio a Garbarino hace dos meses por falta de pago. Pero, en ese momento, la Justicia negó el pedido porque no había cumplido con la forma en la que debía presentar la documentación con la que acreditaba el rechazo, por falta de fondos, de los cuatro cheques electrónicos, por un total de $ 25 millones, que el club debía cobrar de su sponsor en mayo. La jueza Marta Cirulli rechazó la apertura del expediente en la misma mañana (17 de agosto) en la que el club despedía a su técnico, Miguel Ángel Russo. Semanas después, Boca corrigió el error legal -debía obtener constancias escritas de los bancos emisores de los cheques- y fue por la revancha.
Garbarino es la mayor cadena de venta de productos eletrónicos y electrodomésticos del país. Firmó su contrato con Boca cuatro meses después de que Carlos Rosales, titular del grupo asegurador Prof, comprara la empresa. Sería el primero de varias inversiones de patrocinio -River, San Lorenzo, la Asociación del Fútbol Argentino (AFA)- con las que Rosales pretendía reimpulsar la marca. No era un hombre ajeno al mundo del fútbol: ya entonces, era más conocido por su función como protesorero de San Lorenzo de Almagro que por sus quehaceres empresarios.
La realidad fue muy distinta a lo que Rosales había esbozado en su proyecto. Garbarino, hoy, está sumido en una crisis, prácticamente, terminal. Rosales fracasó en su intento de lograr una quita de la deuda comercial de la empresa -más de $ 7000 millones- y, también, en la incorporación de un socio estratégico, que inyectara el capital de trabajo necesario para reanimar a la cadena.
El empresario, que a inicios de este año también compró Radio Continental, había llegado con una promesa de inversión de $ 2000 millones. No sólo no los consiguió. Dejó de pagar sueldos en abril. También, servicios de todo tipo. Incluso, los alquileres de sus locales, lo que llevó a que los dueños de los inmuebles -entre ellos, Cencosud- le iniciaran múltiples juicios, tanto de cobro como pedidos de quiebra y de desalojo. Sus 3800 empleados salen continuamente a la calle a reclamar por sus haberes, que acumulan meses adeudados, que se van cancelando muy parcialmente y en forma selectiva. Sus más de 200 locales están cerrados, prácticamente abandonados. La empresa llegó a no poder seguir facturando por falta de productos y, también, de sistema, debido a una deuda en concepto de licencias con su proveedor de software.
A la fecha, registra 3700 cheques rechazados, por $ 5507,76 millones, según la Central de Deudores del Banco Central. Fracasado el remate del 51% de sus acciones en Compumundo, su cadena de informática, esta empresa empezó a enviar telegramas de despido. El revés más reciente fue esta semana: la Superintendencia de Seguros de Salud (SSN) le prohibió a Prof, la aseguradora de Rosales, que emita nuevas pólizas por haber superado los límites técnicos de riesgo patrimonial. También Radio Continental estuvo en conflicto.
La Justicia notificó a Garbarino de la intimación de pago a Boca a fines de septiembre. Ante la falta de respuesta de su deudor, el club le solicitó al juez un embargo, hasta cubrir los $ 37,5 millones reclamados -entre deuda, costos e intereses-, en las cuentas que la empresa tiene en el Banco Macro. Así, también, dio por finalizado el contrato de patrocinio, que el club había respetado pese al pago adeudado. Incluso, la marca lució en la camiseta que Adidas confeccionó para la actual temporada, estrenada días después de que el club inició el juicio.
El 30 de septiembre, 48 horas antes su visita a Núñez por el Superclásico, Boca diligenció el oficio con el embargo ante el Macro. Una semana más tarde, en su templo, frente a Lanús, la marca Garbarino+ ya no estuvo en la camiseta xeneize. Por desempeño y actitud, el partido fue visto como un nuevo despertar para el equipo de Battaglia, renovado por la frescura de sus juveniles. Aunque con deslices, por supuesto.
Una metáfora de lo que pasó en Tribunales. Si bien el juicio de Boca prosperó, y la Justicia decidió la intimación de pago a su favor, el embargo, todavía, no pudo ejecutarse.
"Buenos Aires, octubre 7 de 2021", encabeza la nota, con membrete del Banco Macro. "Al Señor Juez a cargo del Juzgado Comercial 6, Secretaría 11", está dirigida la misiva, que lleva firma de una de las abogadas de la entidad. La profesional responde que, en función de comunicaciones del Banco Central y acordadas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, "los oficios que disponen medidas cautelares o levantamientos deben encontrarse firmados por autoridad judicial".
"En el caso que nos ocupa el oficio sólo está suscripto por abogado, facultad no incluida en el artículo 400 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación", advierte. La carta finaliza diciendo que queda "al aguardo del oficio correcto, a fin de proceder en consecuencia".
A este partido, todavía, le quedan minutos por jugar.