Por F. Javier Girela
A un buen hombre se le reconoce por sus pies. Puede que te hayas preocupado en elegir el look perfecto y lo hayas clavado, pero si apareces con el calzado sucio, nada de lo que hayas hecho habrá servido para nada. Aquí no vale la excusa de no saber cómo limpiar los zapatos, porque en esta guía rápida se resuelven todas las dudas.
¿Qué necesitamos para limpiar los zapatos?
- 2 cepillos de cerdas naturales tamaño standard.- 2 cepillos pequeños de cerdas naturales para los recovecos.- Varias gamuzas de algodón.- Crema hidratante para el calzado.- Betún o crema incolora.- Grasa de caballo o cera de abeja para calzado.
Los de piel
Los zapatos de piel son los más comunes y los menos cuidados. No vale sólo con pasarles la típica esponjilla que da brillo una vez al mes. Esa esponja se utiliza a modo de mantenimiento, pero no debe ser el único cuidado. Los pasos a seguir son los siguientes.
Cepillar el zapato a conciencia para eliminar la suciedad.
Si alguna mancha persiste, utiliza un paño de algodón humedecido en agua tibia para eliminarla.
Un paso muy importante es la hidratación del zapato para que la piel no se resquebraje. Utiliza cremas especiales para la hidratación, que también aportarán brillo. Las encontrarás en cualquier zapatería.
Aplica betún o una crema incolora para devolverle su color natural. En este momento hay que tener cuidado o podremos estropear nuestros zapatos de por vida. Si encontramos una crema que iguale el color, perfecto, utilízala sin problema. Pero si tienes dudas, no te la juegues y apuesta por una incolora.
Deja secar, vuelve a cepillar y, por último, un truco: con una gamuza de algodón o hilo frota el zapato hasta dejarlo reluciente.
De ante
Quizá es el material más delicado y, por tanto, más propenso a estropearse, por lo que necesita muchos más cuidados. En este caso, disponemos de varias opciones.
La tradicional es la del cepillo de cerdas metálicas y una goma de borrar especial. Con el primero conseguiremos eliminar el polvo y, con la segundo, cualquier mancha. Pero las técnicas han avanzado y en el mercado podemos encontrar diferentes esprays que, junto con el clásico cepillo de cerdas naturales, nos ayudarán a dejarlos como nuevos.
De lona
Este es un material principalmente asociado a zapatillas deportivas, que también hay que limpiarlas. Cepíllalas a conciencia para quitarles la suciedad superficial. Después, con un poco de agua tibia, jabón neutro y con ayuda del cepillo, límpialas procurando no empaparlas.
Si buscas una solución rápida cuando tienes un imprevisto y los necesitas impolutos al instante, recurra al clásico quitamanchas textil.
Engrasados
No nos podemos olvidar de las botas o los náuticos engrasados. Para dejarlos impolutos, comenzamos con el paso básico, el cepillado. Después, aplicamos con un paño de algodón alguna grasa, generalmente de caballo, o cera especial para mantener la resistencia de la piel y evitar que se agriete.
De charol
Cuando estrenas este tipo de calzado, todo brilla, reluce y el mundo mira tus pies. Sin embargo, tras varias puestas, el brillo va desapareciendo, los roces machacan el zapato y, si no pones remedio, todos pueden centrar la mirada en tus pies, pero no por lo bien que lucen.
Con una gamuza húmeda y con movimientos circulares, elimina la suciedad superficial y las posibles manchas. Después, con un paño de hilo de algodón y una solución de vinagre y agua, frota todo el zapato para devolverle el lustre (también podemos utilizar leche en lugar de la mezcla de vinagre y agua. Sí, leche de la que echas en el café). Finalmente, con otra gamuza limpia u otro paño de hilo, frota todo el zapato con movimientos circulares hasta conseguir su brillo original.
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