En el mismo libro se explica como Jack McMahon, entonces gerente de los San Diego Rockets, fue uno de los primeros en ser receptivo al lanzamiento de Severn, principalmente porque tres de sus jugadores habían sufrido lesiones que atribuyó a sus zapatillas. En la temporada de 1968, convenció a casi todos los jugadores para que le dieran una oportunidad a las Supergrip. Cuando Converse recibió la noticia de que adidas se estaba moviendo en su mercado, ofreció dinero a algunos jugadores para continuar jugando en sus zapatillas de lona, pero Severn se mantuvo firme en su enfoque.
Los Rockets pueden haber sido el peor equipo de la liga en ese momento, pero cada vez que se presentaron en una ciudad diferente contra un nuevo equipo, le dio a la Superstar una nueva dimensión. Tanta, que muchos equipos se interesaron por ellas. En 1969 la Superstar estaba siendo usada por muchos jugadores en los Boston Celtics, que ganaron el Campeonato de la NBA ese año. A los cuatro años del lanzamiento del producto, cerca del 85 por ciento de todos los jugadores profesionales en los Estados Unidos cambiaron a adidas.
Severn incluso convenció a sus jefes para que intentaran fichar a jugadores para que llevaran en exclusiva sus zapatillas. De esta forma consiguió en 1976 que el jugador más destacado de la época llevara en sus pies las tres rayas: Kareem Abdul-Jabbar aceptó por 25.000 dólares al año, convirtiéndose así en el primer baloncestistas con aun acuerdo de patrocinio con adidas.
La introducción de la Superstar simultáneamente impulsó el negocio general de adidas y arrojó gasolina a la desaparición de las Converse clásicas como zapatilla de baloncesto. Adidas no solo había entrado en la NBA, sino que la dominaba. Por tanto, las ventas de adidas se dispararon. A principios de la década de 1970, el baloncesto representaba rápidamente el 10 por ciento de las ventas totales de adidas.
Pero al igual que las Superstar acabaron con las Converse de baloncesto, rápidamente otras zapatillas más avanzadas le comieron el terreno a las Superstar. Pero cuando parecía que iban a morir, llegó su segunda vida. Una vida, por cierto, mucho más exitosa que la primera. La Superstar encontraría su verdadera vocación y alcanzaría nuevos niveles de popularidad como zapatillas de estilo de vida. Gracias, sobre todo, al hip-hop.
La segunda vida de las adidas Superstar: el rap y el streetwear
A principios de la década de 1980, adidas comenzó a cambiar el material con el que estaban hechas, pasando del cuero al fieltro y al ante. Además, las hizo un pocho más anchas pensando en el mercado de Estados Unidos, en el que las zapatillas grandes empezaban a estar de moda.