María Menéndez Sánchez (Bimenes, 1994) tiene muchas facetas. Educadora social y concejala de Cultura y Juventud en Bimenes, su concejo natal, la yerbata se lanza ahora como diseñadora con marca propia, La Raposa.
-¿Y en qué momento entra la política en su vida?
-Siempre me gustó hacer cosas por el pueblo. Mi padre llevaba la asociación de fiestas y yo le echaba una mano, ya entonces me llamaba, pero no por la política, sino por las ganas de cambiar las cosas en el pueblo. Yo sé lo que es ser joven y no poder hacer nada.
-Era muy joven cuando se convirtió en edil.
-Sí, tenía 21 años. Aitor (García Corte, alcalde de Bimenes) me lo había planteado un año antes.
-¿Qué tipo de ocio echaba en falta cuando crecía?
-Obviamente fui muy feliz en el pueblo, pero no había parque. Nos juntábamos a jugar, pero no había nada para nosotros. Así que cuando crecí pensé que ahora que hay una juventud participativa habría que empezar a dinamizar el pueblo.
-¿Cómo influye tener opciones de ocio en la zona rural?
-Si no tenemos con qué entretenernos nos toca irnos a las ciudades o a las localidades de al lado. Es importante para retener a la población.
-¿Y qué propone a futuro?
-Ahora que arranca septiembre volveremos a hacer Grupo de Participación Juvenil. Toca recuperar a los jóvenes, algunos ya crecieron, así que reclutaremos en sexto de Primaria. Desde Cultura espero mover algo de conciertos, exposiciones y similares. También nos gustaría retomar el campamento de Fayacaba, tuvimos que hacer un parón de la pandemia.
-Volviendo a su faceta como diseñadora, ¿cuándo y cómo surge la marca La Raposa?
-En el confinamiento me animé a registrar la marca y sacar una línea de sudaderas, aunque en realidad lo primero que hice fue un vestido de novia. Empecé por todo lo alto, no podía ir por lo pequeño. Este año fue el boom, tengo muchos encargos, en septiembre vestiré a cuatro novias.
-¿Cómo es su nueva colección?
-Aquí me vine arriba buscando algo diferente y aposté con los kimonos, pero está basada en la bata de mi güela, que no deja de ser lo mismo.
-Ha vestido recientemente a Beatriz Rico, ¿cómo surge esa oportunidad?
-Conocía a J. K. Álvarez porque venía a rodar a Bimenes. Necesitaba dos vestidos muy especiales para Beatriz. Tenía menos de un mes y lo hice muy contenta. Eran para un personaje un poco psicótico que llevaba tiempo en el camping; tenía que ser algo vistoso pero antiguo. Quedó muy bien. A raíz de eso, fuimos hablando y me pidieron un traje para un corto que se rodará en Madrid.
-¿Tiene algún proyecto más en mente?
-Quería sacar una línea para noviembre enfocada al invierno con piezas distintas, ya veremos.