La segunda hija de los reyes Juan Carlos y Sofía confió el diseño y la confección de su vestido a Lorenzo Caprile. El creador madrileño ya contó con la confianza en 1993 de Carla Royo-Villanova, a quien vistió de novia.
La pieza estaba inspirada en el modernismo catalán, era de corte imperio, escote barco y manga francesa. Se confeccionó con seda de la casa valenciana Rafael Catalá y viajó en furgón blindado de Madrid a Barcelona días antes de la ceremonia. La cola redonda medía tres metros y un cuarto y estaba labrada con dibujos de lirios, azucenas y estrellas de nieve. El Givenchy nupcial de la princesa Meghan Markle de Reino Unido recuerda al de la infanta.
El torso Cristina de Borbón estaban abrazadas por unos bordados vegetales que hacían juego con la tiara de diamantes que tomó prestada de la colección personal de su madre. (Puedes conocer su historia aquí).
Después de las buenas críticas cosechadas por esta obra para su alteza, el creador, que se define con modestia como modista, aseguró que “se me fue la olla. Tenía 29 años”.
De la joya nacía otra: un velo que estrenó la archiduquesa Isabel Francisca María de Austria en la boda de su hija María Cristina de Habsburgo-Lorena con el rey español Alfonso XIIque se celebró en la Real Basílica de Nuestra Señora de Atocha el 29 de noviembre de 1879. Este manto de corte triangular fue realizado en Bélgica en tul y bordado con encaje inglés. Lo compró el Museo del Pueblo Español (hoy Museo Nacional de Antropología) en 1981 por 200.000 pesetas y en 1997 le fue prestado a la infanta, que lo prefirió a uno más corto de la reina Isabel II, y que la galería había adquirido en la misma oferta hecha por Josefa Vilahur Ballester.